Hola Adriana, me fascina el punto final de coincidencia que mencionas " todo empieza desde casa, desde la educación y los valores", y mas me gusta tu comentario de que la discriminacion es hacia ambos lados, yo tengo una experiencia personal que te voy a compartir, soy una papa divorciado que tuvo que pelear por la custodia de sus hijos y en todo el proceso a pesar de tener los elementos para pedir no por mi, sino por el derecho de mis hijos a tener un padre, para los jueces es muy difícil, entender que un papa pida a sus hijos de eso ya pasaron 5 años, mis hijos viven conmigo y conviven con su mama, cuando ella desea.

hay un video de Glenn Close cuando gana el Globo de Oro, que después gano el premio al mejor discurso de ese año, verlo estoy seguro que te gustara.

buen dia

Personalmente entiendo y soy parte de la lucha en pro de la equidad de género. Se que es muy fácil hablar desde el privilegio, siempre he sido apoyada y educada con la idea de ser y hacer lo que yo decida. Me encantaría que todas las personas crecieran con la misma libertad y oportunidades de las que yo he gozado. Por desgracia, esa no es la situación y es frustrante ver como fuera de mi círculo, la realidad es distinta. Muchas veces la discriminación es en ambos sentidos, a los hombres se les impone un rol que tienen que cumplir y se les castiga por no hacerlo. Es igualdad, no uno sobre otro.

Sin embargo, el radicalizar la lucha, desvirtúa el principal objetivo. No podemos tomar una postura intolerante por el simple hecho de pertenecer a otro género o estaríamos violentando los mismos derechos por los que estamos luchando.

Si lo que se pide es respeto e igualdad hacia nuestro género, me parece que la violencia nunca es la respuesta. Sí, hay condiciones estructurales de desigualdad que nos afectan principalmente y eso es lo que tenemos que combatir. No el destrozar un negocio, vandalizar un monumento o atacar a un hombre por el simple hecho de ser hombre.

Todo empieza desde casa, desde la educación y valores que nos dan nuestros padres, así como la educación y los valores que transmitiremos a las futuras generaciones.

Ahora nos toca reeducarnos a nosotros mismos, es evidente que aún hay mucho que hacer, la lucha sigue.

Una gran parte de las manifestaciones vienen generadas de décadas de abuso contra las mujeres en las cuales no se les trato de manera equitativa, lo cual es incorrecto, el nivel de frustración ha crecido y eso trajo consigo movimientos violentos, los cuales no van a generar una solución sino acrecentarla la brecha de inequidad, necesitamos educar a nuestros hijos a tratar a las mujeres de manera igualitaria desde el seno de la familia, a respetar y dejar atrás el esquema en el que pensamos que las mujeres deben tener hijos, ser madres, esposas y si bien le va una pareja, las mujeres deben ser escuchas y permitírseles su realización personal, sobre cualquier estereotipo creado por la sociedad, debemos educar a los varones mas consientes de trato igualitario y respetar a las mujeres como deseamos que se respeten a nuestra madres.

Hay una frase que se dice mucho “los tiempos han cambiado”, pero una realidad es que el tema de respeto hacia la mujer va en decadencia. Las mujeres han alzado la voz para sentirse escuchas y pedir respeto y justicia, en pleno siglo XXI sigue un gran rango de desigualdad y equidad de género.

Se tiene derecho a la libre manifestación en nuestro país, pero la violencia no se combate con violencia, no hay una justificación para que exista y está la llevan al extremo del vandalismo y afectar a terceras personas y también dañándose a sí mismas.

Hay frustración e impotencia por parte de las mujeres por años de discriminación e injusticia pero considero que eso no es justificación para la violencia y vandalismo que se realizan a terceras personas. Debemos mostrarles porque las mujeres merecemos la igualdad de genero con respeto y valores.