Publicación impresa original en:
Hernández N. (2019). Razón e Intuición. Juicio Profesional con Sexto Sentido. En Revista Veritas. México: Colegio de Contadores Públicos de México, A.C. LX111, 1769 (Enero, 2019). 44-45.
“Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.” -Antoine de Saint Exupéry
¿Has tenido alguna vez la sensación de que algo no te late?
Tal vez te ha sucedido durante el proceso de una negociación, o al presentar una propuesta de servicios, o quizás revisando un nuevo proyecto, o, aún más allá, al establecer una nueva relación personal.
¿Qué sucede cuando una voz interior nos dice que no a algo que vamos a hacer
Pero no sabemos cómo escucharla, o no le hacemos caso porque nuestro marco de referencia es únicamente:
lo que establecen las teorías,
el conocimiento estructurado,
las guías y manuales normativos,
o porque la tentación y la seducción son más poderosas.
Es probable que esa voz interior hable durante una plática silenciosa con la almohada, pero también puede hacerse presente durante la cotidiana práctica profesional, cualquiera que ésta sea; y esto sucede cuando se hace uso del juicio profesional. Los juicios y las valoraciones se hacen necesarios para tomar decisiones, para emitir diagnósticos, opiniones y, muy especialmente, para identificar, evaluar y responder adecuadamente ante situaciones, dilemas y contextos que vulneran y amenazan los valores profesionales, sus principios éticos, las relaciones laborales que se llevan a cabo y la calidad de la profesión misma.
La interrogante ahora es ¿cómo se puede desarrollar el juicio profesional?
Es bien sabido que un juicio evaluador se sustenta con conocimiento profesional, utilizando las habilidades y experiencia acumuladas y con capacitación profesional continua, fortaleciendo así la razón propia para cuestionarse un determinado hecho o circunstancia; sin embargo, cabe mencionar que más allá del conocimiento, existe un prerrequisito para emitir un juicio: el comprender y reconocer la naturaleza sustancial, la unicidad y la exclusividad de lo que se evalúa.
El ser humano posee la facultad de reconocer lo esencial en las cosas, en las demás personas y en las situaciones, en virtud de su capacidad para comprender; esto lo logra partiendo desde su propia esencia y apelando a lo espiritual en él mismo. Para llegar a dicha esencia propia, es necesaria una actitud de apertura que consiste en estar dispuesto a recibir de afuera lo que se muestra de una determinada situación y dejarse afectar internamente por eso, a la vez que realiza un continuo cuestionamiento propio sobre lo percibido.
Resulta difícil tratar el tema de la espiritualidad y lo esencial del ser humano en el ámbito laboral, porque culturalmente impera su parte funcional, útil y productiva; el ser humano se presenta aquí desempeñando un rol para cumplir una finalidad, sirve a otro y es por lo tanto objeto.
No obstante, es notable cómo la lengua rescata al ser humano íntegramente, pues la Real Academia Española define al juicio personal como: “La facultad del alma por la que el hombre puede distinguir el bien del mal y lo verdadero de lo falso, es una opinión, parecer o dictamen”.
De esta manera, el uso del empirismo puro es ciego a lo esencial , en otras palabras, un juicio profesional fundamentado únicamente en un marco externo y teórico de referencia se torna meramente académico, busca situar a la situación evaluada en una generalidad y no mira la naturaleza esencial de la misma. En este punto se hace necesario complementar con otro marco de referencia: uno mismo, el ser humano profesional, en donde no hay teorías, ni métodos, ni técnicas, pero sí intuición, como un atributo para ganar otro tipo de conocimiento.
LA INTUICIÓN: UN CONOCIMIENTO EMOCIONAL
La intuición es el sentimiento de captar o comprender la naturaleza de una situación holísticamente, como un todo, sin estructuras ni límites; es un conocimiento emocional innato del ser humano que lo hace competente para reconocer la unicidad de una circunstancia dada. En otras palabras, es una corazonada, una capacidad de prever lo que puede suceder después, una especie de premonición, un “me late o no me late”, la mejor forma de describirla: un sexto sentido.
La intuición es el camino que utiliza la voz interior para hacer llegar su eco. Esa voz interior se trata de la conciencia moral, el órgano espiritual del ser humano que se ocupa de hacer llegar un sentimiento intuitivo y orientativo sobre lo que es correcto o incorrecto, falso o verdadero, bueno o malo.
Una práctica profesional expuesta a un contexto que vulnera los principios éticos profesionales y los valores personales debe ser identificada y evaluada aplicando el juicio profesional con:
un referente externo de argumentos racionales y,
un referente interno y personal, fundamentado en la conciencia moral y en un sentir intuitivo que tiene una función orientadora, por un lado, para tomar postura personal y decidir en forma libre, con el propio consentimiento y congruente con los propios valores; y por el otro, para dar una respuesta responsable y voluntaria que representa un acto profesional moral.
Más allá del conocimiento y la experiencia que pueda tener el ser humano, la intuición es lo que determinará una postura personal y la decisión voluntaria ante un acto profesional moral.
MARCO CONCEPTUAL DEL JUICIO PROFESIONAL DESDE LA COMPRENSIÓN DEL SER HUMANO
La imagen del Ser Humano que a continuación presento la baso en la Antropología Analítico-Existencial, la cual comprende al ser humano como una unidad tridimensional de cuerpo, psique y lo espiritual (soma-psyche-nous). Estas tres dimensiones se perciben como tareas en las que el ser humano es colocado para realizar su existencia. En esta visión tridimensional del ser humano surge el ser-persona desde lo espiritual, como lo esencial en él.
Así, cada ser humano vive en esencia cuando:
asume las condiciones reales de su existencia,
siente y vive los valores de la vida,
realiza su libertad tomando una postura personal ante los hechos y situaciones, evalúa y toma decisiones propias y
las trasciende mediante actos responsables y de valor.
Sobre esta base del proceso del desarrollo humano, propongo una secuencia de vías de acceso y funciones espirituales que el ser humano necesita para hacer frente a las dimensiones de su existencia (la realidad, el valor de la vida, la ética y el sentido en la vida), y que a su vez, coadyuvan en el proceso del juicio personal y profesional:
REFLEXIÓN FINAL
El mundo se encuentra ante una realidad que demanda con urgencia acciones humanas que ayuden a su desarrollo sostenible en sus tres aspectos: ambiental, social y económico, y el ser humano está para procurar la sustentabilidad ambiental, la equidad social y la viabilidad económica. El desafío para esto es aún mayor porque vivimos una creciente crisis globalizada a nivel ambiental, social y económico, junto con los efectos de la revolución tecnológica que nos ha llevado a ser una sociedad con gran diversidad generacional que se enfrenta a una nueva forma de vida, de trabajo y de relaciones a través de las tecnologías de la información y comunicación y que se mueve con tal rapidez que parece que hemos olvidado que somos nosotros quienes tenemos que elegir lo que hacemos con la información y el conocimiento. Hacemos una basta cantidad de reglas para mitigar nuestras crisis y olvidamos también que ellas no pueden hacer todo por nosotros y lo que necesitamos es recuperar la capacidad de sentir lo valioso, de evaluar nuestros actos con un sexto sentido, que nos haga tomar conciencia de cómo están afectando a la vida y al mundo.
BIBLIOGRAFÍA DE APOYO
International Ethics Standards Board of Accountants. International Code of Ethics for Professional Accountants (including International Independence Standards). Final Pronouncement, April 2018.
Längle, A. (2007). Das Bewegende spüren. Phänomenologie in der (existenzanalytischen) Praxis. En: Existenzanalyse. Wien: Internationale Gesellschaft für Logotherapie und Existenzanalyse. 24 (2):17-29.
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